Los valores dentro de los centros educativos y en las comunidades.

  

Nombre: Arianny Santana

Matrícula: 22-MPSN-5-008

Tema:

Los valores dentro de los centros educativos y en las comunidades, clave para el desarrollo individual, grupal y organizacional:

Introducción:

En el contexto de la formación integral del ser humano, los valores constituyen pilares fundamentales que orientan las relaciones interpersonales, el sentido de comunidad y el crecimiento ético. En el ámbito escolar y comunitario, el desarrollo y fortalecimiento de estos valores es esencial no solo para la convivencia, sino también para formar profesionales con responsabilidad social. Desde la psicología educativa, el análisis del papel de los valores se vuelve una tarea crítica, especialmente en tiempos de crisis moral y fragmentación social.

Desarrollo:

Desde una perspectiva psicológica, los valores no son meros conceptos morales, sino estructuras cognitivas que influyen en el comportamiento, la toma de decisiones y la identidad personal. En los centros educativos universitarios, donde se prepara a los futuros líderes, investigadores y profesionales, es indispensable fomentar una cultura institucional basada en valores como la ética profesional, la justicia, el respeto a la diversidad, la responsabilidad social y la empatía.

En los centros educativos no deben limitarse a la transmisión de conocimientos técnicos, sino que debe asumir un compromiso con la formación ética de sus estudiantes. Esto implica que docentes, autoridades y estudiantes construyan un ambiente donde se valoren el pensamiento crítico, la cooperación y el compromiso con el bienestar común. En este sentido, el rol del psicólogo en contextos educativos se orienta no solo al acompañamiento emocional, sino también al diseño de intervenciones que promuevan valores mediante programas de tutoría, orientación vocacional y proyectos de vinculación con la comunidad.

Así mismo, en las comunidades, los valores actúan como mecanismos de cohesión y resiliencia frente a problemáticas como la exclusión social, la violencia y la apatía. Es fundamental que la universidad se vincule activamente con las comunidades, no desde un enfoque asistencialista, sino desde la construcción conjunta de soluciones basadas en el respeto mutuo, la equidad y la participación ciudadana. Esto fortalece tanto la identidad comunitaria como la formación del estudiante, generando un aprendizaje transformador.

En el plano grupal, los valores actúan como puentes de cohesión social. Equipos estudiantiles, consejos escolares y redes entre docentes y familias se fortalecen cuando existe una base ética compartida. Las dinámicas grupales positivas, sostenidas por la confianza, la responsabilidad compartida y la comunicación asertiva, generan sentido de pertenencia y motivación.

Desde una mirada organizacional, los valores se convierten en guías estratégicas para la toma de decisiones y la planificación institucional. Según Vladimir Estrada, en su artículo “Cómo gestionar el cambio organizacional desde los valores”, la verdadera transformación no ocurre solo a través de estructuras o reformas normativas, sino a partir del cultivo de valores auténticos y coherentes. Estrada propone una visión en la que los valores deben ser la plataforma sobre la cual se gestionan los procesos de cambio, de modo que las organizaciones sean más humanas, conscientes y adaptativas. Esta perspectiva resulta vital para las escuelas, especialmente en contextos complejos donde se requiere una transformación profunda para responder a las necesidades del siglo XXI.

Por otro lado, también es clave expandir la vivencia de 

Desde mi formación en psicología escolar, comprendo que los valores no solo cumplen una función moral, sino también psicológica y social.  con losl que los estudiantes construyen su autoestima, regulan sus emociones y establecen vínculos sanos. Es importante que como futuros psicólogos educativos, no veamos los valores como algo abstracto, sino como herramientas prácticas que impactan directamente en el bienestar de los estudiantes y en la calidad de las relaciones dentro de la institución. Me parece muy acertada la propuesta de Vladimir Estrada, quien resalta el papel estratégico de los valores como catalizadores del cambio. En un tiempo donde se necesita más humanidad en las organizaciones, colocar los valores al centro del sistema educativo es una decisión no solo ética, sino profundamente transformadora.

Estrada enfatiza que los valores deben traducirse en acciones concretas. En el informe, se plantea que los valores deben vivirse tanto en el aula como en la relación con la comunidad, generando coherencia entre lo que se enseña y lo que se practica.

En resumen, el enfoque de Estrada respalda y complementa el contenido del informe, ofreciendo una mirada más estructurada sobre cómo integrar los valores al cambio educativo y comunitario desde una perspectiva organizacional y psicológica. 

Conclusión:

El fortalecimiento de los valores en los centros educativos universitarios y en las comunidades no es opcional, sino urgente. Formar profesionales con sentido ético, conciencia crítica y compromiso con su entorno es una necesidad para transformar la realidad social. La educación superior tiene la responsabilidad de liderar procesos de cambio cultural donde los valores sean vivenciados y no solo enunciados.

Opinión personal:

Como estudiante de Psicología del décimo ciclo, considero que los valores no deben enseñarse solo como conceptos sino incorporarse de manera práctica en la vida universitaria y comunitaria. La formación profesional debe ir acompañada de una reflexión ética continua, ya que el conocimiento sin valores puede volverse vacío o incluso dañino. Es nuestra responsabilidad, como futuros psicólogos, contribuir activamente a la construcción de contextos más humanos, inclusivos y comprometidos con el bienestar colectivo.

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Arianny Santana morel

Estudiante de psicología Educativa